viernes, 20 de junio de 2014

Diyarbakır: una bella desconocida.


"Şolkerê xo be, xuşteviyê xelkî be"
"Ayúdate a ti mismo, y se ayudado por otros" 
(Proverbio kurdo)

Como viene siendo habitual, al terminar una etapa en mi trabajo suelo volver la vista atrás y analizar  la experiencia desde un punto de vista mucho más humano, alejándome de factores técnicos y profesionales para tomar una perspectiva cargada de matices culturales, históricos y personales, intentando entender o por lo menos acercarme un poco más a la realidad de las distintas áreas geográficas que tengo la suerte de conocer gracias a mi trabajo. 

En esta ocasión el destino ha querido que descubra un rincón del oriente más próximo, Diyarbakır, un ciudad situada en la región turca de Anatolia Suroriental. Además salvo contadas excepciones, parece que aquellas áreas de mayor interés económico en este negocio, son también aquellas que presentan una situación geopolíticamente más convulsa, y desde luego ésta cumple a la perfección este requisito... Situada relativamente cerca de las fronteras de Siria y de Irak, Diyarbakır o Amed (en Kurdo) es considerada la capital -no oficial- del Kurdistán Turco...


La península de Anatolia se constituye a grandes rasgos por tres unidades tectónicas, un día separadas por el mar de Thetys y que ahora permanecen unidas a través de marcadas lineas de sutura entre las placas tectónicas Euroasiática, Arábica y de Anatolia (incluso una parte de la placa Africana confluye en Turquía) confiriendo a todo el país una complejidad estructural geológica cuya explicación en detalle queda fuera de lugar en este humilde cuaderno (ver aquí una breve sinopsis sobre la geología de Turquía)

El paisaje en esta provincia de Turquía, situada en parte sobre una meseta basáltica es áspero y duro (ver fotos en la anterior entrada), aunque por lo que pude observar también fértil pese a que el clima es bastante hostil con una marcada amplitud térmica. Con una antigua cadena montañosa volcánica situada en el horizonte, la mayor parte del territorio esta ocupado por campos de cultivo, principalmente de cereales aunque también de hortalizas y frutas en la zona más próxima a la ciudad, regadas a su paso por el aún joven mítico río Tigris (Dicle). 

Con asentamientos desde la antigüedad, al igual que otras tantos centros históricos de Mesopotamia, las distintas civilizaciones que pasaron por aquí -más de 33- fueron dejando testimonio en mayor o menor medida en muchas de las ruinas o numerosos edificios históricos que aún se conservan, muchos de ellos levantados en bloques de basalto negro adornados con calizas blancas. Entre los que mejor se conservan destacan varias mezquitas y minaretes, sobre todo La Gran Mezquita (Uli Camii) considerada uno de los 5 sitios sagrados del Islam y la más antigua de toda Anatolia. También son fascinantes los patios interiores, las madrazas y algunas iglesias pertenecientes a diversas religiones. Mientras que las calles principales forman un colorido bazar lleno de vida y ajetreo, otras zonas, como la fortaleza interior son muy humildes y más tranquilas. El colofón a esta magnífica ciudad -que de estar en cualquier otra parte del mundo sería considerada una joya- son sus 6 kilómetros de murallas de roca sólida y bien conservada (de reciente restauración), solo superada en extensión -según dicen- por la Gran Muralla China, desde donde se puede tomar un té o çay (pronunciado chai) mientras se contempla el vergel del Tigris y a lo lejos otra obra arquitectónica histórica como es el Puente de los diez Arcos (Pora Dehderî), levantado por primera vez en el siglo V antes de cristo aunque el que se conserva es del siglo X-XI.

















Diyarbakır es una ciudad llena de vida (más de 800000 habitantes) y que presenta dos caras antagónicas. Mientras que en un extremo, atrapada por las murallas tenemos esa ciudad vieja, enigmática y cargada de historia, en el otro extremo tenemos a la nueva Diyarbakır, mucho más extensa, joven y moderna, con amplias avenidas, altos edificios, una importante universidad, centros comerciales y bares de moda.





Los habitantes de la zona son en su mayor parte kurdos (más del 70%), siendo este histórico pueblo indoeuropeo la mayor minoría de oriente medio. Con cerca de 40 millones, los kurdos son el pueblo más grande sin tierra propia, y llevan luchando desde la caída del imperio otomano en la primera guerra mundial por sus derechos políticos y culturales además de por su autodeterminación, con un recrudecimiento de los enfrentamientos a raiz del surgimiento del Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK) en los años 80's-90's. En la actualidad existe un alto el fuego como parte de un "proceso de solución" del conflicto.

Celebración del Newros en Diyarbakir
Como siempre la parte humana de los pueblos que durante años han sido sometidos bajo el yugo de otros imperios no deja de sorprenderme. Las gentes son extremadamente humildes y aunque en su mayor parte recelosas de los turcos, tras un primer acercamiento se muestran ante mi como generosas y amigables pero sobre todo muy orgullosas de su origen. No hay una persona que al preguntarle sobre su origen lo dude un segundo y gritan en el poco ingles que pueden llegar a conocer: <I'm kurdish> (soy kurdo) y aprovechando cualquier ocasión para explicarte como se dice en idioma kurdo una determina palabra ya que consideran su lengua un legado de su cultura que no puede perecer. También me llama mucho la atención que automáticamente al preguntarme sobre mi origen la mayor parte de los jóvenes kurdos pronuncien la palabra ETA, relacionando su lucha, tal vez, con el conflicto vasco.

Una vez que se supera la barrera y se establece una conexión personal, todos se muestran alegres y sonrientes, respetuosos y divertidos. A todos les encanta jugar al Okey y estarán dispuestos a enseñarte ya que todos son expertos -según ellos mismos-. Cuanto más culturas descubro, cuanta más diversidad y contrastes encuentro en los diferentes pueblos que voy conociendo más me doy cuenta que todos tenemos en común esa búsqueda de la identidad propia, y a todos nos gusta compartir nuestra cultura y nuestra tradición. Al final todos los pueblos nos parecemos aunque sea en nuestras propias diferencias.

Spas! (Gracias)
















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